sábado, 19 de octubre de 2019

“Aprendizajes que la creciente migración venezolana está dejando en la cultura política de Medellín”



La situación en Venezuela, ha llevado a que “4.296.777 personas hayan salido del país; esta cifra puede ser más alta, teniendo en cuenta que los países a los que llegan, no toman en cuenta a venezolanos sin un estatus migratorio regular” (Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela – R4V, 2019).

Según cifras oficiales, en Colombia “ya son 1’408.000 inmigrantes venezolanos, de los cuales, un número de alrededor de 400.000 son colombianos retornados y casi 400.000 personas en tránsito al sur del continente” (Rodríguez, 2019); Solo 676,093 de ellos, se encontrarían de forma regular en Colombia, según datos de La Plataforma Regional de Coordinación Interagencial, de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados - ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones- OIM. En Medellín hay cerca de 66.000 venezolanos, de los cuales 44.000 están regularizados (Villarroel, 2019).

En el marco del Seminario de Cultura Política, de la Maestría en Educación y Derechos Humanos, de la Universidad Autónoma Latinoamericana, el Profesor German Darío Valencia, nos deja la pregunta sobre los efectos que trae esta migración de venezolanos, a la Cultura Política, de los habitantes de Medellín.

En atención a esta invitación a reflexionar y analizar este fenómeno social, en este ensayo, me propongo primero dar una aproximación teórica sobre la Cultura Política y la perspectiva de la que partiré, para luego plantear mi respuesta, que en parte se inspira en la conferencia que dio el pasado jueves, el psicólogo cognitivo de la Universidad de Harvard, Steven Pinker, invitado a la ciudad por motivo de la celebración de los 65 años de Comfama, dónde por medio de datos y mediciones, nos invitó al optimismo.

Adicional a lo anterior, me pondré el sobrero amarillo que propone Edward de Bono en su técnica de “Los Sombreros de Colores para pensar”, para mostrar algunas oportunidades que tenemos en términos de cultura política, si aprendemos de esta situación y de los venezolanos, que viven una de las diásporas más grandes de la historia de la Humanidad, de la cual según las cifras mencionadas, “Antioquia es el quinto departamento del país que más habitantes del vecino país ha recibido y Medellín la ciudad con mayor oferta y cobertura para esta población en salud, educación y empleo formal” (López, 2019).

Empiezo entonces, por enmarcar el concepto de cultura política, que el Profesor German Darío Valencia, resume como “Experiencia histórica colectiva”.

La Cultura política como categoría de estudio en las ciencias sociales y políticas, surge como tal, bajo un macromolde empírico-analítico ligado al conductismo y al enfoque psicosocial, que buscaba “penetrar en el santuario interior del actor político, con un rigor y una metodología previamente validada” (Losada y Casas, 2008, Pág. 82).  Los aportes de Amond y Verba, aunque se mantienen en este macromolde, tienden puentes con el macromolde hermenéutico, y son considerados de enfoque estructural-funcionalista, sistémico o culturalista; estos pensadores, presentan la cultura política como “una variable independiente, que permite explicar las características de diversas democracias y las pautas de comportamiento de los ciudadanos en cada una de éstas” (Botella, 1997, pág. 20).

Según Amond y Verba, este conjunto de pautas, se puede considerar en tres dimensiones: la temporal (con la durabilidad como principal atributo), la horizontal (omnicomprensividad, que abarca a toda la sociedad) y la vertical (estructuración, subculturas con rasgos específicos), (Botella, 1997, pág. 36). Nos ocuparemos básicamente, del análisis horizontal de los cambios que se están evidenciando con la creciente migración de venezolanos, en las pautas y orientaciones de los habitantes de la ciudad, en relación a los conocimientos, sentimientos y valoraciones, que se tienen frente al sistema político.

Poniéndonos entonces el sombrero amarillo, el sombrero de la esperanza, que en la técnica para enfocar el pensamiento que propone De Bono, invita a pensar en los aspectos positivos, en este caso de los efectos de la migración venezolana en nuestra cultura política, y pensando en esa reflexión que nos deja Pinker esta semana, de que, aunque el mundo tiene problemas, tenemos todos los recursos y capacidades para superarlos; se podrían destacar entonces, tres aprendizajes muy valiosos que se están generando con esta situación.

Un primer aprendizaje: el de darle mayor importancia a los asuntos políticos, el cual se traduce en un despertar del interés por la política, por parte de muchas personas a quienes no les interesaban estos temas; entendiendo lo político, desde una “combinación de sus dimensiones de conflicto y poder” (Warren, 2003, pág. 32); que no se limita a las relaciones con autoridades institucionales, sino que trasciende también a otras relaciones con el poder cultural, económico y coercitivo.

Con las herramientas que hoy tenemos para ver lo que pasa en otros países y ver además la trágica realidad de tantas familias venezolanas, sin tener que salir de nuestra cuadra, se toma mayor conciencia de lo importantes que son los políticos, quienes toman decisiones trascendentales que nos afectan e influyen en nuestra vida. En este sentido, esto podría disminuir los niveles de abstención, como ha venido sucediendo en las últimas elecciones, donde pasamos de 60,7% en las elecciones presidenciales de primera vuelta en 2014, a 46,62% en estas mismas elecciones en 2018, es decir, “disminuyó en 14 puntos porcentuales, convirtiéndose en la más baja desde 1974” (Rueda, 2018). En Medellín, el ranking de participación en las elecciones presidenciales ha venido creciendo, pasó de 49,57%, (De un total de potenciales sufragantes de 1.412.495) en primera vuelta del 2014, a 63,59% (De un total de potenciales sufragantes de 1.588.150) en primera vuelta el año pasado.

Ligado a lo anterior, algo que es muy importante, es que cada vez más las personas se interesan por votar bien, es decir, votar de forma más consiente e informada; la gente se está preguntando por las consecuencias que traería la elección de determinado candidato o partido político, según sus valores, intereses y prioridades programáticas.

Mejora por tanto, la orientación cognoscitiva y valorativa, es decir el interés por conocer los derechos y mecanismos de participación, crece el interés por conocer las propuestas de los candidatos y candidatas y crece la tendencia Participante, que se caracteriza por “que los miembros de la sociedad tienden a estar explícitamente orientados hacia el sistema político como un todo y hacia sus estructuras y procesos políticos y administrativos” (Almond y Verba, 1992, Pág. 184).

Un segundo aprendizaje que quiero rescatar, es uno al que estamos llamados a fomentar, sobre todo, quienes hacemos parte de la academia. Y es que la situación actual, es una buena oportunidad, para hacer pedagogía, sobre aspectos esenciales de economía y política y para ayudar a comprender las grandes diferencias ideológicas de los diversos movimientos políticos, entre los que se encuentran, los sectores de la izquierda colombiana, que ha sido estigmatizada, muchas veces sin fundamentos.

El hecho de que el término “Castro-Chavismo”, se haya popularizado y ayudado a la derecha y a la extrema derecha a ganar el Plebiscito del 2016 y las elecciones presidenciales del 2018, da cuenta de las deficiencias que tenemos en educación, en formación ciudadana y en lo que John Rawls, llamo el uso de la “razón pública”, para que a la hora de discutir asuntos públicos, lo hagamos sin prejuicios y evitando caer en irracionalidades.
En ese sentido, la labor que realizan el sistema educativo, la academia, los medios de comunicación y diferentes organizaciones y colectivos en formar a la ciudadanía, es trascendental, para evitar que se siga manipulando al electorado y para crecer en cultura política, aumentando así, las posibilidades de que vigoricemos nuestros valores democráticos, siendo parte activa de la política e implicándonos en ella, pero también, creciendo en otros aspectos más internos, donde “influyen otras actitudes no políticas, como la confianza en otras personas” (Almond y Verba, 1992, Pág. 194).

Las redes sociales, por ejemplo, se han convertido en canales importantes para hacer pedagogía al respecto y para promover valores democráticos, como el pluralismo; los videos de YouTube que ha publicado “La Pulla”, del Espectador, sobre este tema, han sido claves para sensibilizar y explicarle a la gente elementos fundamentales que les ayuden a entender la situación y para que no se dejen engañar con la idea de que nos podemos convertir como Venezuela si llega al poder algún sector de izquierda o centro-izquierda. Por ejemplo, el vídeo “Se nos vino el Castrochavismo” publicado en febrero del año pasado, ya cuenta con más de 1.200.000, reproducciones en el Canal de “La Pulla”, que tiene en la actualidad más de 791.000 suscritos.

De otro lado, un tercer aprendizaje que nos esta dejando este fenómeno migratorio, tiene que ver con que estamos viendo la importancia de unirnos para fomentar valores como la solidaridad, la cooperación, la compasión, el respeto por la diferencia y sobre todo la empatía. Despertar estos sentimientos, no solo repercutirá favorablemente en las orientaciones hacia una cultura política más incluyente, sino que además permite mayores escenarios y alternativas de garantía y protección de los Derechos Humanos, es decir, construye una conciencia social de defensa de los derechos en la ciudad.

Este aprendizaje, se une además con otro tema, y es la gran oportunidad que tenemos de enriquecernos con la inclusión de estas personas que vienen con otros paradigmas, perspectivas, tradiciones y hábitos, que pueden aportar al progreso y desarrollo de la ciudad y el país; ayudándonos a avanzar también en Capital social, si logramos integrarlos y fortalecer “los grupos y redes; la confianza y la solidaridad; la acción colectiva; la cohesión social; la información y la comunicación; y el empoderamiento y participación política” (Restrepo, 2008, Pág. 4).

En Medellín, desde organizaciones como la Corporación Otra Parte, la Corporación Región y la misma Caja de Compensación Familiar, Comfama, se ha venido trabajando por estimular estos valores de solidaridad y empatía por parte de los ciudadanos, para con los migrantes venezolanos, en articulación con la Corporación Colonia de venezolanos en Colombia (Colvenz) y con Emprecolven; realizando actividades y campañas como “Abraza a un venezolano” (El Derecho a no obedecer, 2018) y las Ferias de Empleo para venezolanos en Medellín. Con estas iniciativas, se fortalece además la integración y la movilización social, las cuales son vitales para la cultura política, ya que estas formas de “asociaciones cívicas, por ejemplo, refuerzan los «hábitos anímicos» que son esenciales para unas instituciones democráticas estables y eficaces” (Putnam, 2011, pág. 44).


Para concluir, como lo decía Steven Pinker esta semana: hemos progresado como humanidad, gracias a la ciencia, la razón, el humanismo y la democracia, así que, si se analizan bien los diferentes indicadores de bienestar global, las tendencias a futuro son positivas. Por tanto, si bien tenemos grandes retos con la llegada de tantas familias venezolanas, también tenemos grandes oportunidades de superarlos, de aprender, dar lo mejor de nosotros y avanzar juntos como sociedad.

Los aprendizajes en términos de cultura política con la llegada masiva de venezolanos, están por un lado ligados a reconocer que las decisiones políticas que se toman individual o colectivamente, impactan en nuestra vida, por lo que se nos convoca a aprender de estas experiencias, a seguir madurando y mejorando en cultura política, para no repetir los mismos errores; pero también, por otro lado, son aprendizajes ligados a aprovechar esta coyuntura para seguir floreciendo y creciendo en valores democráticos, y para seguir sensibilizando y formando a la ciudadanía, como lo han venido haciendo diferentes personas y organizaciones, con el fin de evitar que la extrema derecha se aproveche de la desinformación y el miedo de los colombianos y con el fin de cultivar una cultura de protección de derechos en la ciudad.

Se aprende también, a pensar en el otro, a ser conscientes de que todo está en constante cambio, y la vida da muchas vueltas, hace unas décadas, eran los colombianos quieres migraban a Venezuela, hoy los recibimos y depende de nosotros su inclusión, para construir tejido social con ellos y crecer en capital social.

Nos queda también, el llamado a pensar en cómo contrarrestar los discursos de odio y de rechazo hacia los migrantes y cómo hacer pedagogía política, para que algunos sectores políticos radicales, no se aprovechen de este fenómeno, en especial, encostalando sin ningún sustento real, a todos los sectores de izquierda y centro izquierda colombianos, como seguidores del Régimen de Maduro o del “castro-chavismo”, solo con el fin de manipular al Pueblo y conseguir sus triunfos electorales.

Bibliografía

Almond, Gabriel y Verba, Sidney. (1992) “La cultura política”, en VV.AA. Diez textos básicos de Ciencia Política. Barcelona: Ariel, (pp. 171-202).

Alvarez, Victor Andres. (2017) ¿Qué piensan los paisas de la llegada masiva de venezolanos? El Colombiano. Obtenido de: https://www.elcolombiano.com/antioquia/encuesta-sobre-llegada-de-venezolanos-a-medellin-DA7525858

Botella, Joan (1997). “En torno al concepto de cultura política: dificultades y recursos”, en Pilar del Castillo e Ismael Crespo (eds.), Cultura política. Enfoques, teorías y análisis, Valencia, Tirant lo Blanch (pp. 17-38).

De Bono, E. (1991). Seis sombreros para pensar. Buenos Aires: Vergara-Granica.

Easton, David. (1979). Categorías para el análisis sistémico de la política. En: Almond, Gabriel, y otros (1994). Diez textos básicos de Ciencia Política, Barcelona: Ariel, pp. 113-169.

El Derecho a no obedecer (2018) ¿Cómo abrazar a los migrantes? Blog Digital. Obtenido de: http://derechoanoobedecer.com/como-abrazar-a-los-migrantes/

Liptset, Martin. (1994) Algunos requisitos sociales de la democracia: desarrollo económico y legitimidad política. En: Almond, Gabriel, y otros. Diez textos básicos de Ciencia Política, Barcelona: Ariel, pp. 113-169.

López, Daniela (2019) Antioquia es el quinto departamento de Colombia con más venezolanos. Canal Telemedellín. Obtenido de: https://telemedellin.tv/antioquia-medellin-venezolanos/307469/

Losada y Casas. (2008). Enfoques para el análisis político: historia, epistemología y perspectivas de la ciencia política, PUJ/ FLACSO: Bogotá, pp. 392.

Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela – R4V. (2019). Obtenido de: https://r4v.info/es/situations/platform

Putnam, R. D. (2011). Para que la democracia funcione: Las tradiciones cívicas en la Italia moderna (Vol. 3). CIS.

Restrepo, Piedad y Valencia, Germán. (2008). El Capital Social en Medellín: medición, determinantes y lineamientos de política pública para su fomento. Medellín: Universidad de Antioquia, pp. 36.

Rodríguez, Gina Paola. (2006). Los estudios sobre cultura política en América Latina. En: Mejía Quintana, Oscar. (2006). Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, pp. 268+

Rueda, Juan Pablo (2018)Así bajó la abstención en comparación a las últimas presidenciales”. El Tiempo. Obtenido de: https://www.eltiempo.com/elecciones-colombia-2018/presidenciales/asi-bajo-la-abstencion-en-comparacion-a-las-ultimas-presidenciales-231828

Semana (2017) El fantasma del castrochavismo sigue al acecho. Revista Semana. Obtenido de: https://www.semana.com/nacion/articulo/gran-encuesta-invamer-diciembre-fantasma-del-castrochavismo-sigue-al-acecho/549767

Tamayo, J. F. R. (2012). Aproximación a la idea de razón publica según John Rawls. Pensamiento y Poder, 1(10), 59-71.

Villarroel, Astolfo. (2019). En Medellín hay 66 mil migrantes venezolanos. Punto de corte agencia de Información. Obtenido de: https://puntodecorte.com/en-medellin-hay-66-mil-migrantes-venezolanos/

Warren, Mark (2003). ¿Qué es la política? En: Arteta, Aurelio; García, Elena y Máiz, Ramón (2003). Teoría Política: poder, moral, democracia. Madrid: Alianza Editorial, pp. 21-48.


No hay comentarios: