domingo, 12 de octubre de 2014

Actitudes del Abogado

Por Miguel Angel Reyes el October 11, 2014

ELOCUENCIA

La palabra es la principal arma de un abogado, sea hablada o escrita, por consiguiente una característica inherente a todo jurista exitoso es la capacidad de utilizar el lenguaje de una manera que pueda seducir, influir o encantar al receptor.
Considerando la gran cantidad de casos que suelen conocer los jueces a diario, resulta lógico que para obtener ganancia de causa no sea suficiente ser portador de la verdad jurídica sino que deviene en fundamental lograr captar la atención del juez para que éste tenga la oportunidad de entender nuestros planteamientos y validarlos.
Como dijo el maestro Osorio: “Unas palabras, las de Cristo, bastaron para derrumbar una civilización y crear un mundo nuevo. Los hechos tienen, sí, más fuerza que las palabras; pero sin las palabras previas los hechos no se producirían”.

DISCIPLINA

Dice un proverbio japones que “la disciplina, tarde o temprano vencerá a la inteligencia” . Lo mismo sucede en el derecho, pues se trabaja con plazos, procedimientos, formularios, leyes, códigos, etc.
De manera que establecer una disciplina de trabajo no es una opción, es una obligación a la hora de considerar el éxito en nuestra profesión.
La autodisciplina es lo que te permite ser tu propio jefe. Y recuerda: los mejores abogados no buscan empleo, buscan clientes.

INTELIGENCIA SOCIAL

Un profesional que cumple una función social y ejerce de cara al público debe tener una gran capacidad para tratar a las personas.
La profesión te exige muchas aptitudes técnicas, pero también debes desarrollar habilidades sociales; pues tienes que conectar con las personas y sus causas, establecer relaciones personales con desconocidos, expandir tus redes de contactos, captar y darle seguimiento a clientes, mantener relaciones cordiales con tus colegas, a pesar de que son tu competencia…
En una ocasión un colega me dijo que la gente critica a los abogados porque todos en el fondo quisieran ser uno. En tal virtud, no juzgues a las personas, mejor entiendelos.

CULTURA GENERAL

Mientras muchos se enfocan en adquirir conocimientos especializados sobre su profesión, los mejores abogados diversifican la información que consumen: actualidad noticiosa, historia, política, novelas literarias…
Sin dudas, complementar tus conocimientos jurídicos con los aprendidos en otras áreas te permite tener una visión más amplia de los asuntos que se te presenten.

ESCUCHA ACTIVA

Hay que admitir que las personas asocian al profesional del derecho con la estridencia y la habladuría. Empero, una buena instrumentación de un expediente pasa por escuchar detenidamente la versión del cliente, los testigos y los argumentos de la otra parte, a fin de entender lo sucedido y utilizar asuntos, que a veces son muy sutiles, pero que en el fondo pueden ser determinantes para la solución de un caso.
No se trata de hablar mucho sin decir nada, se trata de escuchar lo suficiente y definir los asuntos puntuales.
“Lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si breve, no tan malo.

ESTUDIAN, ESTUDIAN… Y ESTUDIAN

Tal vez pensabas que me iba a saltar esta parte, y es que no veo forma que alguien pretenda ser exitoso como profesional del derecho sin adquirir los conocimientos requeridos para lograrlo. Cada día se producen nuevas decisiones jurisprudenciales, se aprueban nuevas leyes, se formulan nuevas doctrinas, se agregan nuevas tendencias de debate.
Por último, creo que “los mandamientos del abogado” o mejor conocido como Decálogo del Abogado escrito por Eduardo Couture, son una gran fuente de aprendizaje que se mantiene vigente:
I. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serán cada día un poco menos Abogado.
II. Piensa, El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.
IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.
V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo, Leal para con el Juez que ignora los hechos, y debe confiar en lo que tu le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proporcionarle que sea Abogado.

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