El mundo en el que educamos
Afuera entre la
niebla, un volcán vacío, espera encontrarse la lava ardiente,
Potente, potente,
erupciona ardiente, encontrándose afuera con ciudadanías memoriales.
Ciudadanías críticas,
vinculantes, participativas,
Saltan alegres a la
práctica activa,
Potente, potente, la
activación se siente,
Potente, potente, la
movilización presente,
El cielo se despeja, y
en el reflejo del mar veo una cosecha de esperanza.
Pedagogía critica,
cosecha de esperanza,
Nunca más despedidas
en medio de la tempestad,
Hagamos un mundo
cálido, donde las paces estén.
Se abre el telar de pedagógicas
sentipensantes,
Se abre el telón de
conflictos constantes,
Conflictos permanentes
que se transforman, se apagan y se encienden.
Una noche de Pandemia,
se escucha un ronroneo,
preocupados por el desempleo,
por la falta de comida, se escuchan unos gritos,
gritos de desespero,
de quienes deben salir a enfrentarse con el virus,
pues se vive del día a
día y el hambre no entra en cuarentena.
Potente, potente como la educación popular,
una práctica democrática que nos transforma.
Potente, potente
es la pedagogía crítica,
el motor y la
energía que impulsa las aspas afiladas.
Potente, potente,
como la didáctica crítica,
el soporte y la
jarra, donde los ingredientes se mezclan.
La educación y la
cultura, lo que somos, pensamos, decimos, hacemos;
son los ingredientes
que se integran a este jugo de la vida.
Sí, otros mundos son posibles,
Despertamos con la esperanza de que estamos dando pasos,
Resuenan en nosotres las fuerzas y los motores para
avanzar.
Otros mundos son posibles y no los vamos a cambiar
nosotros,
pero si podemos comenzar a cambiarlos.
Un fractal de lo global, en su punto de inflexión
De nosotres depende,
revertir la degradación.
Un planeta que se
calienta, que avisa que hay crisis,
crisis ambiental, crisis climática, crisis humana, crisis
de las relaciones, crisis económicas
crisis que son oportunidades, que nos llenan de
preguntas,
crisis que nos hacen protagonistas de la historia,
crisis para ser ahora más que nunca sujetos autónomos,
concientes desde la raíz de nuestra autodeterminación.
Potente, potente, como las movilizaciones contra el
sistema capitalista,
Que vengan que vengan, como toros ardientes, como lava
ardiente.
luchas feministas, luchas interseccionales,
que vengan, que vengan, las fuerzas del cambio.
Corren los tiempos, en los que se desvaloriza la
construcción del saber.
Crisis del afecto, de las caricias y del amor.
Prevalecen las ausencias y las soledades,
Hay despreocupación por el otro; se frenan las despedidas
y los abrazos.
Que venga, que venga, la lucha por el respeto,
que caigan y se desintegren, las formas de exclusión
que caiga la desigualdad, no solo como indicador;
que sobrevivamos nosotres a la represión.
Sin miedo, la calle nos espera,
En firme sigue la lucha por la educación,
Adiós
reformas descontextualizadas.
Déjenos
pensar la educación que queremos.
Otros mundos son posibles sin conciencias bonsáis, y sin
maestras y maestros bonsáis.
Luchemos
por la cultura que queremos tejer.
Desde
nuestras autenticidades, desde nuestro ser.
La calle nos espera, por la democracia.
Nos preguntamos entonces:
¿Dónde está la confianza?
Luchemos contra nosotros mismos,
Contra nuestro narcisismo y nuestros egos.
Que vengan, que vengan, nuevas luces de humildad y coraje.
Que tejamos en juntanza y no en la oscura soledad.
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