ANÁLISIS DE PONENCIAS DEL VIII SEMINARIO INTERNACIONAL DE TEORÍA GENERAL DEL DERECHO-TGD
“CINE Y DERECHO
2.
La Ilegalidad
Aunque no pude estar en toda
la segunda ponencia dictada por la profesara Mabel Londoño sobre la película:
“Los colores de la montaña: la participación ciudadana en contextos violentos”,
me pareció muy interesante y pienso que se podría complementar con la ponencia
de “Batman[1] y el Derecho”, que estuvo
a cargo del cargo del profesor Felipe
Osorio. Ambas nos llevan a la reflexión sobre el Para-Estado. Si bien en los
Colores de la Montaña se muestra más como el fenómeno de la guerra política en
Colombia ha generado prácticas tan graves como las minas antipersonas, los
homicidios, las torturas y el desplazamiento forzado y como los niños son
principales victimas y afectados de forma casi irreparable por estos hechos
delictivos, la película también nos lleva a observar una grave situación que se
ha producido y que analógicamente algunos pueden comparar con Batman y es el
surgimiento de los grupos paramilitares[2]. Desde comienzos de la
década de los sesenta la Fuerza Pública y los organismos de seguridad del
Estado han sido formados bajo los parámetros de la doctrina de la Seguridad
Nacional y la aplicación de los fundamentos del Conflicto de baja intensidad.
Dentro de tal propósito se han implementado mecanismos prestos a la eliminación
del "enemigo interno", representado en la existencia del comunismo,
la subversión o la guerrilla de las FARC o ELN. Así, en el marco de dicha
estrategia a comienzos de la misma década se recomienda por parte de asesores
militares norteamericanos la conformación de organizaciones de "tipo
antiterrorista" y para la "lucha anticomunista". Actualmente a pesar
de los procesos de desmovilización se constata cómo los grupos paramilitares con
el claro propósito de actuar en la defensa y protección de intereses políticos,
de proyectos económicos minería ilegal y explotación de recursos naturales como
el petróleo y el carbón y la defensa de sectores vinculados a la actividad
agropecuaria y al narcotráfico siguen dominando territorios desde la
ilegalidad.
Federico Hoyos de la
Universidad Eafit se ha acercado a su esencia y propone que se debe diferenciar
entre el partisanismo y la guerra de guerrillas, entendidos como formas de
combate y como forma de guerra, respectivamente. El diccionario de la Real
Academia define al partisano como: “Miembro de un grupo armado de gente civil,
organizado para combatir un ejército ocupante, o contra las autoridades de su
propio país. “La guerra de guerrillas es simplemente una técnica primitiva de
combate posible por el compromiso apasionado del pueblo con una causa nacional
urgente” Para Hoyos las nuevas agrupaciones siguen siendo ilegales pero no paramilitares
ya que no transgreden la ley estatal por estar en desacuerdo con ella sino por
el usufructo de las actividades ilícitas que desempeñan infringiéndola.
Argumenta que Schmitt atribuye como elemento distintivo al partisano su claridad
con respecto a un enemigo por lo que para él las Bacrim al no tener ni una
vocación contrainsurgente ni un proyecto político, no seria de nuevas generaciones
paramilitares sino simplemente bandas criminales emergentes que tienen otros
fines. Por lo que queda la pregunta para debatir al respecto.
Tomo entonces
de la columna del Espectador una nota de Alfredo Molano que puede dar luces
sobre la otra posición, dice que: “La sombra que hoy ronda es el
fortalecimiento de las mal llamadas “bandas criminales”, como si fueran muchas
y actuaran cada cual por su lado. Lo que hoy se ve, y cada día se verá más
claro, es que tienen un mando central y que cumplen una doble misión: exportar
coca y poner en cuestión la mesa de negociación. [3]
Pienso que
lo difícil es la ya lograda legitimidad que han cogido estas formas de defensa
privada desde la ilegalidad, permeando
todo a su alrededor, por medio de redes de narcotráfico, maquinas de monedas y
otros juegos de azar, extorsión a comerciantes y transportadores, para nombrar
algunas de estas prácticas ilegales. Menciono también la parapolítica que es otra
muestra no solo del oportunismo de los políticos sino de la legitimidad que se
le da a este para-estado hasta por parte de líderes sociales y del Estado, quienes
se suponen deben dar ejemplo de ética y respeto por la legalidad. La relación
de este comportamiento con la película Batman, desde el sicoanálisis lo
describe en su blog Gonzalo Portocarrero: “El bien de la colectividad aparece para Batman como un
fin absoluto en este film; que preserva la vigencia de la figura heroica. ¿Por
qué se sacrifica? ¿Culpa y arrepentimiento? ¿Trata de reparar su infidelidad al
bien? No parece ser el caso. La razón de su acto está en que Batman evalúa que
en ese momento el mejor modo de servir a su comunidad es protegiendo la idea de
heroísmo[4]” Batman así
como la creación de este Para-Estado es un medio que no contempla justificaciones
ni reproches éticos para llegar a ese fin, ya que se ve como un fin en sí mismo
que no le importar destruir al diferente y extraño pero de paso lograr poder,
dinero, placer y abundancia de manera indiferente con lo que ocurre alrededor,
es decir sin pensar en las consecuencias que pueda generar su actuar ilegal como
la pobreza, la ignorancia y degradación física y mental (al promover también el
consumismo de sustancias psicoactivas y alcohólicas)
Sorprende además
que puede ser tanto el apego a esta creación para-estatal, que les asusta de
algún modo que se logre una solución al conflicto y se estabilicen las cosas en
el país, esto implicaría que la demanda en su negocio de las armas disminuiría y
que en el corto plazo también se legalizaran las drogas, acabando con las
plazas que controlan los territorios y generan los conflictos en las periferias
de la ciudades. Esto además de que al no existir enemigo interno (Que en
nuestro caso posicionan como las FARC) ¿Para que un súper héroe más eficaz que garantice
seguridad derrotando al enemigo o proporcionando la seguridad que el estado
puede brindar al no aparecer en el escenario ese archienemigo? Y este archienemigo
no solo son las FARC o el ELN, sino que se puede observar una marcada tendencia
de estos grupos con la filosofía cercana al realismo jurídico clásico con
enfoques de la neo-escolástica promovida por el Opus Dei que rechazan el libre
desarrollo de la personalidad y el progresismo democrático y se enmarcan en la
derecha ultra conservadora que busca controlar y sancionar en vez de prevenir y
promover garantizando el enfoque de derechos, étnico y diferencial, su modelo
de intervención a su vez excluye las diversidades e imaginarios alternos por
considerarlos fuera del orden natural.
[1] NOLAN,
Christopher (Director) 2008 Batman.
El caballero de la noche [película].
Estados Unidos.
[2]. Conflicto armado
y Paramilitarismo en Colombia.
[3] . MOLANO, Bravo Alfredo “Once años
menos un año” Fuente virtual de la columna en: http://www.elespectador.com/opinion/columna-406489-once-anos-menos-un-ano dice además que “El Gobierno no puede resistir a Los Urabeños en el
campo, a Uribe en el Senado y sostener a la vez la mesa en La Habana”
[4]. Gonzalo Portocarrero
“Batman. El
caballero de la noche”. La sustancia del bien y del mal Sobre el articulo
completo en: http://gonzaloportocarrero.blogsome.com/2008/08/04/la-sustancia-del-bien-y-del-mal/Batman.
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