Año Caos
Bailé con las dos madres de las Dulces,
ríen todes en el año de caos,
un año de gracias, de nuevas miradas y macromoldes.
Un frasco que cae, un caos que explota y cae, y se cubre.
2019, para dar gracias por las nuevas oportunidades, por la continua entropía,
por el desorden y el enfoque, por los desenfoques y caídas.
Mis doce uvas, se mezclan con chia, ven la niña llorando en la esquina,
ven al niño sonriente, ven al niño que puede caer del puente, ven la madre pidiendo dinero.
Ven los dulces en cada esquina.
Tocan las lagrimas en cada cortina, un calendario el cual se prende,
el sin numero de maquinas que se pretende,
para crecer en lo que no es prudente, pero es presente, pero es caos intensamente.
Dicen que viva intensamente, que no le tema a la muerte, que la entropía nos lleva por un sendero verde.
Muy verde fue este año, de caminatas, de mucho andar a pie,
pasos que respiran y que brotan aire puro, una ciudad más verde,
apenas en marzo las hidras se prenden.
Se apagan las citas, el caos trasciende, impiden la llegada a ese codigo x.
Antes de la vuelta al sol, un despertar más temprano,
una meditación kundalini, la kriya del metaplano.
Respiraciones de fuego, de nuevo un camino largo,
para llegar a la meta de un empinado páramo.
Un caos matutino, antes de la entrevista, observé como niño,
me escogieron como joven, regresé como un mago,
visualice el futuro, que el presente me oculta,
se cierran nuevos casos, el baile continua.
Latinoamerica escucha, grita y protesta,
solo escuchándonos para amanecer con un propósito,
con una claridad, con una estrategia,
sabiendo que el caos anuncia la tragedia.
Mucho por leer, en pendiente la Misa Negra,
miradas más criticas para el caos,
que quien interpreta en la fiesta, lo comprende, en cada manera,
termina el volanteo, se recogen lo frutos, se da lo que se esperaba,
un corazón agitado, esperando lo que se esperaba.
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